Originally an ancient convent of the Order of Santa Clara, La Parra was built in 1673 and used by the Clarisa order of nuns until 1979. After a variety of uses by the municipality, it has now opened its doors to the world as a hotel to be enjoyed - indeed, an invitation to live in peace and tranquillity.
Here, there is the sound of water, reflection of the sunlight, nocturnal silence, the whiteness of its walls, groined vaults, stone, wood, iron, terra cotta and the cloister…all to be enjoyed.
The convent has a total of 21 rooms constructed in two phases. The old cells in the south wing are divided over two floors and take in four single and eight double rooms. The north wing, on the second floor has two suites, four special doubles and three double rooms. The dining room is located in the two naves of the old refectory. Here and in the cloister, guests and visitors can enjoy excellent cuisine based on the traditional gastronomy of Extremadura, almost all year round. The ground floor houses the reception, kitchen, restaurant, vestry and choir living rooms, as well as a café with a terrace. The swimming pool is located in the old orchard. It is not an eye sore as it has been integrated with respect towards the old buildings.
La Hospedería Convento de la Parra me cautivó ya antes de llegar a este lugar: unas fotografías de rincones llenos de encanto, luminosidad y sosiego en mitad de la nada. El lema del lugar: "Vive despacio".
Cuando llegué allí supe que era el lugar ideal para unos días de descanso: habitaciones amplias, luminosas, acogedoras y con esos detalles simples y elegantes que hacen toda la diferencia: flores de lavanda, incienso y velas, cortinas de lino blancas, madera... Cada habitación tiene un estilo diferente, respetando siempre la armonía del lugar.
El claustro invita al reposo (aún más con esas camas turcas de suaves cojines); la biblioteca con chimenea invita a ver pasar tranquilamente las horas y, en el jardín, la piscina emerge como un sueño azul en mitad del blanco (el convento mantiene la estética encalada de las casitas de la región). Junto a la piscina, colchones y mesas de madera, un revistero con lecturas y toallas y sombreros de paja a disposición de los huéspedes.
Si falta algo o se antoja, las encargadas de recepción y las empleadas están siempre disponibles: su amabilidad y agradable conversa es otro detalle que nos hace sentir como en casa. Y casera es, también, la comida del restaurante... pero con mimo: productos de la tierra con un toque de cocina creativa y muy sabrosa (pescado con crujiente de pistacho, carpaccio de ternera con "nube" de queso, pollo con crema de orejones, salmorejo... ¡para todos los gustos!). Por cierto, los desayunos "a la carta" y con todo lo que uno quiera (café, zumo, tostadas, yogurt, cereales, fruta....).
Es, sencillamente, uno de esos lugares donde uno va a mimarse; donde el ritmo de la vida se detiene y las cosas recuperan su sabor: vive despacio. Una filosofía y un espacio al que volver siempre.
Oase der Ruhe
by Antje
Date of stay 18/05/2016
sehr liebevoll und wunderschön ausgestattet.Tolles Schwimmbecken und Liegefläche, sehr gutes Restaurant